La hora de la comida puede convertirse en un desafío cuando los niños con autismo presentan selectividad alimentaria.
Muchas madres primerizas se encuentran frente al mismo dilema: ¿cómo lograr que su hijo acepte verduras y nuevos sabores sin generar resistencia ni discusiones?
Los purés creativos son una excelente estrategia inicial. Su textura suave genera confianza, y al combinarlos con frutas, proteínas o ingredientes familiares, es posible esconder verduras de manera natural, asegurando una dieta más nutritiva sin forzar al niño.
En este artículo encontrarás 5 recetas simples y nutritivas, consejos prácticos para variar colores y texturas, y estrategias para que la hora de la comida se convierta en un momento de descubrimiento y no de estrés.
¿Por qué los purés son una buena estrategia?
Los purés ofrecen beneficios únicos para niños con autismo que presentan resistencia a nuevos alimentos:
- Textura predecible y suave: evita la ansiedad causada por trozos inesperados.
- Versatilidad: se pueden combinar ingredientes dulces y salados.
- Aporte nutricional oculto: las verduras quedan integradas de forma natural.
- Colores atractivos: los tonos vivos despiertan curiosidad.
- Digestión ligera: ideales para introducir alimentos más complejos gradualmente.
Además, los purés permiten trabajar de manera progresiva la aceptación sensorial. Un niño que al principio solo acepta purés homogéneos puede, con el tiempo, ir tolerando purés con menos procesado y finalmente pequeños trocitos.
Beneficios emocionales de los purés
No solo son un recurso alimenticio, también ayudan a:
- Reducir la presión en la mesa, porque suelen ser aceptados más fácilmente.
- Dar seguridad a las madres, al saber que el niño recibe nutrientes clave.
- Crear rutinas tranquilas, ya que los purés pueden integrarse en desayunos, almuerzos o cenas.
- Involucrar al niño, permitiéndole participar en pequeños pasos: elegir el color del bowl, revolver con una cuchara o soplar el puré para enfriarlo.
Este aspecto emocional es tan importante como el nutricional, ya que una atmósfera relajada favorece la aceptación de nuevos alimentos.
5 combinaciones de purés con verduras escondidas
1. Puré dulce de zanahoria y manzana
- 2 zanahorias medianas
- 1 manzana roja pelada
- 1 cucharadita de manteca o aceite de oliva
Preparación: cocinar las zanahorias y la manzana al vapor, procesar hasta obtener una mezcla homogénea.
Por qué funciona: la dulzura natural de la manzana reduce el sabor terroso de la zanahoria.
Tip extra: presentarlo en un bowl pequeño y decorarlo con un chorrito de aceite de oliva en forma de espiral.
2. Puré cremoso de zapallo y queso
- 300 g de zapallo
- 1 papa pequeña
- 2 cucharadas de queso untable
Preparación: cocinar el zapallo y la papa, hacer puré y agregar el queso al final para dar textura cremosa.
Por qué funciona: el queso suaviza el sabor intenso del zapallo y aporta familiaridad.
Tip extra: servir como dip con grisines o untado sobre pan blando, si el niño ya acepta.
3. Puré verde de espinaca y papa
- 2 papas medianas
- 1 puñado de espinaca fresca
- 1 cucharada de yogur natural
Preparación: cocinar las papas, añadir la espinaca al final, procesar y mezclar con yogur.
Por qué funciona: la papa neutraliza el sabor fuerte de la espinaca, y el color verde puede resultar atractivo si se lo presenta como “puré mágico”.
Tip extra: usar un plato blanco para resaltar el color y acompañar con una cuchara de su color favorito.
4. Puré energético de lentejas y calabaza
- 1 taza de lentejas rojas cocidas
- 200 g de calabaza
- 1 pizca de comino suave (opcional)
Preparación: cocinar la calabaza, mezclar con las lentejas y procesar.
Por qué funciona: combina proteínas con carbohidratos de fácil digestión y tiene un sabor naturalmente dulce.
Tip extra: dar forma de montañita y decorar con una carita sonriente hecha con aceitunas o semillas.
5. Puré multicolor de remolacha, batata y pollo
- 1 batata mediana
- 1 remolacha pequeña
- ½ pechuga de pollo cocida
Preparación: cocinar los ingredientes y procesar hasta lograr un puré homogéneo.
Por qué funciona: el color rosa fuerte genera impacto visual positivo, despertando curiosidad.
Tip extra: servir en vasos de vidrio transparente, como si fuera un postre.
Consejos prácticos para hacer los purés más atractivos
- Variedad de recipientes: bowls con dibujos, platos coloridos o frascos transparentes.
- Colores vivos: aprovechar verduras como remolacha, zapallo o espinaca para lograr tonos llamativos.
- Nombres divertidos: “puré arcoíris”, “puré mágico”, “puré sorpresa”.
- Participación del niño: dejar que elija la cuchara o agregue un toque final.
- Respeto al ritmo: ofrecer pocas cucharadas al inicio, sin apurar.
- Presentación lúdica: formas de caritas, animalitos o soles con semillas y salsas.
Almacenamiento y planificación semanal
Un beneficio adicional de los purés es que permiten planificar y ahorrar tiempo:
- Refrigerar en frascos individuales: duran hasta 3 días.
- Congelar en cubeteras: se pueden descongelar por porciones.
- Rotar sabores cada día: evita la monotonía y mantiene el interés.
- Aprovechar verduras de estación: más económicas y frescas.
Tener purés listos reduce el estrés diario y asegura opciones nutritivas siempre disponibles.
Preguntas frecuentes sobre purés y niños con autismo
¿Puedo usar condimentos?
Sí, siempre que sean suaves. Hierbas como perejil o albahaca aportan aroma sin resultar invasivas.
¿Qué pasa si mi hijo rechaza un puré?
No lo fuerces. Esperá unos días y volvé a ofrecerlo en otro formato. La constancia sin presión es la clave.
¿Los purés deben ser siempre homogéneos?
Al inicio sí, pero luego podés dejar pequeños trocitos para acostumbrar al niño a nuevas texturas.
¿Se pueden mezclar carnes?
Sí. Pollo, carne magra o pescado blanco se integran muy bien en purés de verduras.
Próximo paso en la mesa familiar
Los purés no son la meta final, sino un puente hacia texturas más complejas. Una vez que el niño acepte estas combinaciones, podés reducir el triturado, pasar a pisados con tenedor y luego a trozos blandos.
👉 Si querés seguir avanzando, te recomendamos leer el artículo “Cómo presentar un nuevo alimento sin presión”, donde compartimos técnicas prácticas para introducir variedad sin conflictos.
Soy papá atípico y conozco de cerca los desafíos de la selectividad alimentaria en el autismo. En mi camino aprendí a transformar las comidas en momentos más livianos y positivos, sin presiones ni peleas innecesarias. En PuenteClaro comparto estrategias prácticas, recursos visuales y experiencias reales para acompañar a otras familias que buscan ampliar el repertorio alimentario de sus hijos, celebrando cada pequeño logro en el proceso.
